Que difícil resulta en mi vida diaria tantas veces entender las palabras de María y comprender la entrega de amor a Dios y al mundo que encierran. Ésta humilde frase fue tu primera oración, María, que cambió el rumbo de la historia del hombre; y con estas sencillas palabras, presentaste toda tu vida a Dios, como una hoja en blanco, para que Dios escriba sobre ella lo que quiera y como quiera.

“He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”(Lc. 1, 38).