La resurrección de Jesús es nuestra gran noticia, en ella se sostiene y toma sentido nuestra fe. A partir de la resurrección, los cristianos creemos en Dios con una luz nueva, vivimos nuestra fe en Jesús con una profundidad nueva, comprendemos nuestra existencia y nos enfrentamos a ella con una esperanza nueva.

Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más desgraciados de todos los hombres. Pero no, ¡Cristo resucitó de entre los muertos! 
(1 Co 15, 14-20).