Una y otra vez leemos parábolas de Jesús y aunque creemos ya entender lo que dicen, nunca dejan de aparecer nuevos matices que nos hacen poder rezar de una manera nueva. Nos acercamos a las parábolas del tesoro escondido y la perla preciosa encontrada que nos hablan de nuestra manera de encontrarnos -y sorprendernos- con Dios.
El Reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que, al encontrarlo un hombre, lo escondió, y, por su alegría, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo.  (Mt 13,44).