Los que seguís habitualmente este blog sabéis que periódicamente dedicamos alguna de nuestras oraciones a rezar por los cristianos perseguidos o que viven en países en conflicto. En este momento, esta es una realidad que está en todos los medios de comunicación, y que hace que nos acordemos de un modo especial de nuestros hermanos de Siria, Líbano y Egipto. En estos países la guerra se hace dueña de la situación y parece que sólo podemos mirar impotentes lo que ocurre. El odio parece que es la única relación que existe entre muchos de los habitantes de estos países, y a veces la propia religión es sólo un motivo más para engrosar la lista de los "enemigos".


A nosotros los cristianos, la Cruz de Jesús nos recuerda lo cruel que puede ser el mundo con el inocente. Nos recuerda cómo los intereses personales o de un pueblo pueden ponerse por encima de la vida de otro ser humano. Nos enfrenta con el sinsentido y la impotencia. Hace aflorar en nosotros el deseo de huir como los discípulos. En nuestro caso de poner nuestra vida a salvo de complicaciones, mirando hacia otro lado, evitándonos el sufrimiento o el tener que tomar partido en nuestra sociedad u opinión pública. Desde el sentimiento del Viernes Santo, donde contemplar la cruz es nuestra única oración, te invitamos a rezar por la paz. Sabemos que la cruz no es el final, y por eso nuestra oración es una oración esperanzada. Es una oración confiada al Padre porque sabemos que al final el mundo será distinto, y que el cordero vivirá junto al león.

En concreto te proponemos que te unas al llamamiento que hoy hacía el Papa Francisco de orar juntos por la paz. El 7 de septiembre únete a este día de ayuno y de oración por la paz, que culminará con una oración común en la Plaza de San Pedro desde las 19.00 a las 24.00 horas de ese día. Dedica esta semana para prepararte para ese día, para hacer tu propia oración por la paz, para pedir que no crezca en mí la resignación y nos pongamos en marcha juntos para traer la paz al mundo.