El ser perseguidos por causa de la justicia o, lo que es lo mismo, por Su causa, no es ninguna novedad; siempre han sido perseguidos los profetas verdaderos, mientras los falsos han sido aplaudidos. Nunca hemos querido al profeta que nos enfrenta con nuestra propia incongruencia. Nos gustan los profetas que fustigan a los demás, pero nos cuesta más aceptar a los que desenmascaran nuestras justificaciones: a éstos, los perseguimos.


“Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros”.



Descargar Oración: Bienaventurados los perseguidos...