Continuamos en nuestro camino de oración rezando con los sacramentos de la Iglesia. El sacramento de la reconciliación, me habla de tu amor, de la gracia regalada a tus hijos. Un sacramento que me ayuda a amarme a mí mismo como criatura tuya, a amar a mis hermanos y a amarte a ti, Padre. Un sacramento que me habla de ser vasija de barro y de ser abrazado por el Padre bueno.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.

Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.